miércoles, 16 de mayo de 2007

Secuencia II

- Estos lugareños, van por estas carreteras igual que si fueran por una autovía, claro, como las conocen como la palma de su mano…

Gruñó Marcos, mientras Renée seguía tarareando la canción sin prestarle atención.

La siguiente curva era muy cerrada, y Marcos volvió a centrarse en la conducción, pisando un poco el freno para tener el coche bajo control. Al volver a levantar la mirada hacia el cercano horizonte que dibujaba la carretera, se fijó en que el vehículo que venía de frente hacia ellos y que se cruzaría con ellos en pocos segundos era una vieja furgoneta Ebro, blanca y bastante destartalada.

Con el alegre canturreo de Renée de fondo, Marcos apretó las manos alrededor del volante al notar que ante el inminente cruce de los vehículos, la furgoneta no solo no aflojaba la marcha, sino que parecía que aceleraba aún más, ocupando el centro de la estrecha carretera.

- Será desgraciado, masculló Marcos.
- Quieres frenar imbecil!

- ¡¡Marcos, Marcos, Marcos...!!

A su lado Renée había salido de su letargo musical y se agarraba al salpicadero, como un náufrago se agarra a un tablón para mantenerse a flote…